29 de julio de 2007


Necesitaba una bocanada de aire. Una amplia. Me di cuenta de que necesitaba una bocanada de aire amplia una vez que ya la había tragado. En algún momento entre la risa y la melancolía habrá surgido esa necesidad urgente de tomarla.
A veces me doy cuenta de que tenía sed una vez que veo el fondo del vaso con los ojos bizcos y la garganta hace ruidos mecánicos mientras pasa el agua. De la misma manera en la que a veces percibo mi necesidad de estar sola cuando el silencio hace un zumbido en la oreja y descanso del ruido. Entonces me recuesto y el peso de mi cuerpo no deja de expresarse sobre el sillón como si los almohadones no me sostuvieran y me hundiera en ellos para siempre. Sin fondo, sin pausa.
Sólo dejo de hundirme cuando concilio el sueño y apenas la luz me despierta porque me olvidé de cerrar los postigones, me doy cuenta de que necesitaba dormir. En algún momento entre la bocanada y el zumbido en la oreja habrá surgido ese cansancio.

2 comentarios:

Argentina Loba dijo...

Parece que nos acostumbramos a no prestarle atención a ese tipo de llamados. En la vorágine en la que se vive uno se olvida de comer o no tiene tiempo de dormir y se vuelve un verdadero don percibir a tiempo la necesidad de una bocanada de aire. Que lindo que hayas tenido lo que necesitabas, hay que respirar mas seguido. Me dan ganas de abrazarte cuando te leo.

Anónimo dijo...

te extranie muchisimo, tana.
solo eso.