29 de marzo de 2008

la luna y alcauciles

La curandera escurre un trapo entre los dedos que de tanto escurrir quedaron un poco arrugados, sobre todo en las yemas, pero siguen siendo suaves. Cae un agua oscura. Después repasa la mesada de la cocina sin mirar, conoce las dimensiones del mueble de memoria. La vela está prendida detrás de ella y dibuja su sombra como la de una hechicera que vuelca hielo seco en un vaso, y luego agrega bigotes de gato y hojas secas. Pero en realidad, corriendo el juego de las sombras, simplemente está haciendo un jugo de alcauciles. Vuelve al cuarto contiguo y apoya el vaso frente al paciente que la mira como a una mamá, habiéndole entregado su salud con sumisión infantil. Le indica que se lo tome todo, el hígado va a sanar. Él lleva el vaso a la boca, ve con ojos bizcos cómo el líquido se precipita hacia su garganta tratando de no pasar por la lengua, para evitar el gusto amargo, y cuando al fin termina, descubre en el fondo redondo del vaso una luna llena, la misma luna que había estado manejando como a marionetas la marea que se fue por su garganta. Le devuelve el vaso vacío con un gesto de labios fruncidos que todavía contiene el gusto del jugo, pero lo soporta porque sabe que el hígado va a sanar. No quedan preguntas, el dormitorio es un solo silencio. Después de dejarle las monedas de oro, el paciente sale a la calle y descubre en el cielo una luna húmeda. La misma luna que le hizo el jugo con dos manos, que le sanó el hígado dos horas más tarde y que prescinde de ciencia, porque tiene memoria.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Flashback. Sí, la veo. Está la luna en el vaso y los labios fruncidos tratando de esquivar el sabor amargo.

Me encanta cómo rescatás eso. Me encanta como rejuvenecés los sentidos, hasta en un marco fantástico.

Te quiero.
Celi.

Anónimo dijo...

el higado va a sanar,
sino siempre hay medialunas en el balcón.
yo también te quiero.

Anónimo dijo...

exacto!
es que a vos ¿quién te creés que te rige, cancerianita mía?
podemos caretear un poco de ascendencia pero qué lindo despertar dominical. me alegra que la noche del sábado no me haya desviado (tanto).
yo te quierísimo.
tana.

Paloma dijo...

celi, otra lunática, ahora que pienso... a mí me encantan tus comentarios! ji