10 de diciembre de 2008

luna nueva

Te plegás desde las extremidades hasta el ombligo
hasta ser un gesto neutro
y dejar de preguntar por mí, por la familia,
por la ciudad gris que se levanta orgullosa, todavía y con todo,
y yo miro y pienso que tiene más que ver con vos que con ningún otro porteño.

Allá tu puerta se volvió una arista con filo de espada
contra cualquier monstruo fascinante traído desde la infancia
que aparezca camino hacia un vaso de leche
–no vaya a ser cosa que te devuelva la imaginación.
Allá la puerta pesada de madera
te convirtió en una noche de verano densa,
calurosa,
negra,
fermentando en su estómago el pasto con olor a mojado,
secando los rastros de mi lengua,
desapareciendo mi hambre hasta la garganta,
los jazmines de navidad,
las intuiciones de tormenta,
el arrepentimiento de lo que no podríamos ser,
ni vos ni nadie,
porque son cosas de un alcance más ancho que tu sombra.

Andás arrastrando como si pesara,
esa sombra corta colgada de las clavículas y del cuello;
todo el eclipse es culpa de tu cuerpo
y yo en todo caso fosforecía desde algún ángulo por encima de tu hombro,
mínima y circular,
horriblemente blanca,
horriblemente menguante,
cada vez más,
hasta ser
un día
apenas
una uña

clavada al cielo,

la memoria queriendo evocar tu conciencia
incluso si tuviera que rasguñarlo todo y abrir el alcance como una luz mala.

5 comentarios:

Jota Sch dijo...

Un atropello a los sentidos, Parodi

Anónimo dijo...

luna luna lunaaaaa.. increible fue leerlo depsues de llegar a casa y ver la luna lindisima de hoy a la noche. coincido con jota (¿cuando no?), entre la luna y tu escritura... una estimulacion sensorial sin precedentess

Anónimo dijo...

No sé cómo hacés para unir una palabra así después de otra. Siento que me cayó un rayo. =)

Anónimo dijo...

Su talento es demoledor. En serio.

Anónimo dijo...

Pero en serio.