29 de abril de 2010

goldilocks



Quería hablarte.
De nada en particular.
De nada en particular.
Como un robot de los que imaginaban en los ochenta,
de los que repiten.

Qué era lo que sugerías? Nexos relativos?
El pelo un quilombo, la columna derecha.
Y no pude ni aprender la lección.

Ni saber bordar.

Así vivís y así te quedás muerto.
Acá se ahoga el que corre sobre el capot, sobre el techo, sobre el baúl,
sobre el baúl, sobre el techo, sobre el capot y hace sonar sirenas,

ahora toca sirenas.

Y yo lo lamento mucho, lo lamento todo. Habrás visto.
“Vos qué viva, sos una llorona”.
Qué viva.
Qué?
No te escucho.

Como si la voz hubiera subido la escalera, yo subí atrás.
Recorrimos los cuartos, la voz primero, marcando el recorrido, y desapareció.
Mirando los muebles mudos
me acordé de la cama grande de papá oso
la cama mediana de mamá oso
la cama chiquita del hijo.

Me senté en la mediana. 

Espero que vuelva.
Aunque se atraviesen imágenes de un tiempo otro, el de atrás, el de adelante.
La ficción me resulta expansiva, crece por encima mío,
me come el tuétano.
Qué vamos a hacer?,
decime.

Silencio de radio.
El robot se murió.

1 comentario:

Jota Sch dijo...

un cable a tierra o un blog directo a una hamaca en un jardin en argentina, leerte.

que lindo.