8 de octubre de 2008

memento

Los dos sabemos que no seré como los truenos, que no grito, que no pataleo, que no conozco forma de pegar portazos, de adornar los triunfos, de pasear por el barrio en toga púrpura. “Memento mori”. Yo sí me acuerdo, no necesito que me lo repita una caravana, yo nací con esa conciencia imperativa.
Cuando estoy, es más como la humedad, como la electricidad en potencia circulando invisible por la tierra y por las nubes; como cuando se está por largar y la gente se refugia a tal velocidad que parece como si fuera a llover mercurio. Una vez que anda cada cual en su búnker, todavía no llueve, pero la ciudad se me hizo mía. Parece de guapa quedarse en la vereda, por no tenerle miedo al mercurio, pero en realidad es que yo nací con esa conciencia imperativa: memento mori, memento mori, como un susurro.
Y capaz no soy como lo que quema o lo que grita doble o nada, lo que corre fuerte y mata con las manos. Estoy más entre la luz y la arena; tengo, en los ojos, lo claro y lo oscuro: cuando iluminan algo ya se está apagando; cuando se apagan, algo queda encandilando.
A pesar de que la despedida sea elástica como cualquier reproche, por más que después de irme quede vibrando la ilusión del golpe de efecto, aunque secretamente espere la ola que te revuelque y te avise que el mar se puede adueñar del equilibrio, algo en mi espalda sabe que ese golpe no llega, que de hecho no existe, y cuando me dispongo a entenderlo tengo todo lo frío de la tormenta que ahí se largó, al fin, y no es venenosa como el mercurio. Sólo moja. Memento mori, pero no hoy, no esta tarde lluviosa de domingo.

Va a ser casi imperceptible. Van a pasar semanas y ese dolor que no terminás de reconocer, en esa parte del cuerpo que no terminás de encontrar (no sabés si es una extremidad o algo tan hondo que se extiende en otro plano), eso soy yo, que me fui, es el silencio de mi reproche vencido y la nota del tuyo, harto del mar apacible, con un poco de hambre de mercurio.

3 comentarios:

Jota Sch dijo...

Se ve que en estos casi dos años, algo en mi hizo un click, porque tal vez cuando ambas adorabamos a los beatles pero no todavia una a la otra, si leia memento mori, claramente lo iba a tener que googlear. Pero no. Ojo. CLICK! El click. Ahora no lo googleo, no porque alguien tuvo la paciencia de explicarme el termino, sino porque quiero creer que tu lengua (italiana o no) ya es mi lengua. No la interpreto, no la entiendo, ya es propia.

Que lindo!
Y en terminos memento mori artisticos, si es algun caso llegas a morir antes que yo (ojala no suceda, que seria de mi no lo puedo concebir) te prometo que yo me encargo de sacarte la foto post mortem (y que no salga movida a pesar de mi futuro mal pulso debido a las drogas y alcoholes varios) y hacer de esa un collage de PUTA MADRE.

prometo.
suena morbo, pero asumo que vos tambien hiciste el click y mi lengua es tuya, asi que sabras que nadie te puede decir algo mas lindo y mas cariñoso en el dia, que yo habiendolo acabado de hacer.

posta, eh.
te quierón, click, click.

toto scurraby dijo...

no sabés si es una extremidad o algo tan hondo que se extiende en otro plano

esto me lo guardo en la mesita de luz

Anónimo dijo...

solo moja parodiiii, solo mojaaaa. habra qe hacerle frente nomas y esperar en cuestion de segundos otra tormenta. que no es de mercurio, eso es puro cuento..