Ojalá fuera algo nítido como una voz con su timbre y entonación específica. Las voces son extensiones sonoras de una entidad certera. No, entonces no es una voz. Ojalá alcanzara con nombrar “sensación” a la brújula que dibuja el mamarracho de uno y mil caminos potenciales.
Entonces bosquejo la hipótesis que empieza por descartar cualquier tipo de linealidad. Temporal, sobre todo, pero también espacial: todo menos un camino, todo menos una entidad, mucho menos una identidad. Los puntos cardinales giran como una ruleta rusa alrededor de la aguja fija que me mira y me guiña un resplandecer metálico.
En busca de indicios, recurro a un oráculo que se vuelve un auxilio, apenas un salvavidas que me distrae de la incertidumbre con su ejercicio de decodificación. Hay rompecabezas, acertijos y metáforas, pero ninguna cosa absoluta como un monosílabo rotundo. Hasta que por fin algo en el pecho se expande en el abrazo de alguien que amo. Habla el cuerpo, sin timbre, sin entonación, sólo dice el gesto de expandirse, y confirma la hipótesis demostrando que si uno, en el contacto de un abrazo, se expande más allá de su propio cuerpo, entonces no hay linealidad posible. Y cuando visito el espacio que está más allá de mi contorno, del perímetro de mi sombra, me encuentro con lo abrumador de las certezas que dominan ese espacio. Allá en la luna, en la memoria que fluye como savia pegajosa de cualquier árbol genealógico, habitan ellas y una bandera equivocada. Algo permanente descansa al costado de las vidas, a espaldas de las muertes, algo inmortal e inequívoco duerme justo en donde al vacío se le escapa un pedacito roto de materia que orbita en círculos sobre círculos, sobre círculos, sobre círculos, para asegurarse que siempre haya algo que se nos escape, de tanto girar.
Giro, yo también: de la brújula al oráculo, del oráculo al abrazo, y del abrazo a la brújula. El cuerpo no conoce más que gestos y tiene el dolor de un recuerdo vago: el de haber nacido, el de haber sido nombrado y circunscrito a los límites de un cuerpo que ni siquiera se forma a mi antojo.
Cuando me pierdo, no es más que el resentimiento de que inevitablemente tanto el amor como los ciclos me van a sobrevivir, y por eso no puedo descifrarlos.
11 comentarios:
...y desde el azul ve en la lejanía del espacio bandadas de pájaros mucho más ligeros que nosotros, que se lanzaron en la dirección en que nos lanzamos y en la que todo es mar, nada más que mar, mar y mar.
muy buena reflexión de la vida, me veo bastante representado por tus palabras. Y sí me gustó, no como decías vos jej
bueno chau!
el último párrafo me cambió la vida.
Cuando leo, por momentos nace una entrega en la que me siento una lectora activa y participante de la causa y por otros siento la necesidad de alejarme para sentir que todo sigue acomodado en su lugar y que puedo controlar la penetracion que un papel y un lapiz pueden tener en mi. Me humaniza y a la vez me destruye saber que hay algo que siempre se me va a escapar. Y vos logras filtrarte bajandome las defensas y poniendome a un nivel imposible de ignorar todo eso a lo que naturalmente tiendo a evadir. Por este tipo de cualidades que admiro me encanta tenerte cerca. Te quiero mucho.
Vittu
Nota mental: dejar de hacer terapia en los comentarios de blogs.
wuuuuaaaaaau, me quede perplejo, y esta frase del final, que fuerza y que triste, escribis muy pèro muy bien paloma. alguna vez te mostrare algunas cosas erradas que escribi hace tiempo
te mando un abrazo grandeeeeeeeee
el polaco
lo-lo-lo-love you!
Me gusto doña paloma.. Pero diga a que se refiere con oraculo como metafora!
Abrazos cordiales.
extraño tus cositas, florencia.
come on
hola negraaa
q bueno q te pasaste por el blog
te mando un besote
y no me olvido de agregar tu mail a mis contactos
http://www.ciegaacitas.com/never-the-bride/
ya termino, pero vale la pena igual. te va a encantar.
Un monje le preguntó a Joshu: "Este perro, ¿tiene la naturaleza de Buda?"
Joshu no dijo ni Mu.
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