Hacía un calor tremendo, ¿no? Estaba descalza y el piso del balcón quemaba; Karin puso el puf afuera e hizo el mate y compró facturas mientras yo dormía con el jean y el maquillaje puestos. Cuando me desperté me terminó de caer la ficha de lo acertada que había sido la decisión de irme a dormir a su casa. ¿Viste? No cualquiera te hace este desayuno. No, no cualquiera. Nadie, de hecho. Ni mamá, ya. Nos hundimos en el puf con el solcito de sábado al mediodía –que siempre es lo mismo que sábado a la mañana– en la cara. Intercambiamos perspectivas de la fiesta a la que habíamos ido la noche anterior y editando hicimos una secuencia de lo que probablemente había pasando en realidad: Básicamente lo mismo que siempre; las fiestas no son eventos de contenido, son un marco que cobra sentido en cuanto se definen como tal, si más o menos quienes asisten cumplen con el protocolo de tomar, gritar, bailar y eventualmente armar un inesperado tiroteo de dardos o partido de fútbol en el jardín para que las cosas no paren nunca de parecerse a la época del secundario. A Maxi se le quedó el dardo clavado en la rodilla y sangró, pero era tan gracioso, nos reíamos tanto, que no podíamos ni ayudarlo a sacárselo. Acordándonos nos volvimos a reír. Después se hizo un silencio y nos quedamos así, con el río a la derecha encandilándonos el rabillo del ojo y el hipódromo del otro lado… Ese barrio es mi infancia (esa perspectiva del barrio más aún). La vista me llevaba de vuelta al cuarto del departamento que tenía una función indefinida y una biblioteca negra, alta, y yo no sabía que ahí había libros, además de lomos de libros. Una vez entré y lo descubrí sacando las golosinas de uno de los estantes, justo antes del momento diario de la magia que hacía para que cuando nos destapáramos los ojos después de la orden, aparecieran las golosinas en frente nuestro. Era arte de magia en tanto y en cuanto no nos cuestionáramos la lógica que regía las bambalinas del artilugio. Y no lo hacíamos. Hasta que una noche lo vi sacarlas del estante. Pareció como si todo el polvo de hadas que flota y resplandece se desparramara por el piso y después pasara una escoba a paso frenético. No por entender que las golosinas no aparecían por teletransportación desde el kiosco a mi almohada; eso estaba claro porque por algo el truco requería que nos tapáramos los ojos… Pero verlo sacarlas del estante… Desde el balcón se me ocurrió que él había empezado a morirse esa vez, no después, pero supuse que eran elucubraciones de psicoanálisis de bolsillo, de esas que en definitiva siempre auxilian un corazoncito cansado que hace preguntas. Y Karin, que estaba en silencio escuchando las mismas preguntas, pero las suyas, se animó a decir algunas en voz alta y nos quedamos compartiendo el mate con el alivio de que igual nos sabemos reír y existen las medialunas. Aparte los árboles genealógicos se moldean como plastilina cuando el otoño no para. ¿Ves?, yo me hice una hermana alemana. Este desayuno es un lujo. Uno nunca es huérfano mientras lo apadrina el solcito de sábado al mediodía quemando los pies y la cara, y sobrevive alguna perspectiva del barrio de la infancia, con la parroquia en donde se tomó la primera y última comunión. Después de tanta muerte preferimos cambiar el cuerpo de Cristo por las bolas de fraile –para no salirnos enteramente del rubro– y sabemos que es negocio.
9 comentarios:
A mi BELOVED Jackie
Lindísimo. De esos que te cierran la garganta y te convulsionan el estómago para después dejar escapar una sonrisa tras leer las últimas oraciones. Y sobreviene un: "claaaro, de eso se trataba vivir".
:)
Te quiero!
celi.
"las fiestas no son eventos de contenido, son un marco que cobra sentido en cuanto se definen como tal, si más o menos quienes asisten cumplen con el protocolo "
¿Desarrollás un poquito?
sí, seguí leyendo la oración
jeje qué linda la amistad
Por suerte esto dura para siempre,
saludos la flor :)
Todavia me encuentro en shock de haber encontrado un Karin en las primeras oraciones de esta Eucaristia. Estoy honrada. Si, honrada es la palabra. No se si fueron los efectos de una bolsa de medialunas, o que, pero la verdad, que ahora pienso que mereces más tortitas negras que " a mi no me gusta hablar a la mañana".
En serio, creo que lloro de la alegria. Maldita italia. No, hermosa italia. Es tan honor que no puedo ni putearte, ni intentar ir contra mi alemanada de escenografía barata.
En serio, wow. Que manera de empezar la semana. Que manera de seguir con todo esto, con la alianza, que lo unico que digo es: que lindo que se dio, por mas tiempo que paso.
Ante "Nos quedamos compartiendo el mate con el alivio de que igual nos sabemos reír y existen las medialunas.", quiero tomarme el atrevimiento de usar letras y no collages, para agregar: y nos tenemos la una a la otra.
Que lindo, esto de ganarse una hermana.
Me llena de orgullo. Si.
Karin, o la beloved Jackie.
y sin duda grito: aguante esta eucaristia de bolas de fraile yerba y puchos.
esto si merece adoracion!
lindo flor !
aguanten los intercambios literarios a las 5 am.
:)
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