Yo tengo cinco años, yo tengo cinco años, yo tengo cinco años y mi papá se desploma en el pasillo de un avión quieto, se infla su campera roja, respira raro, como un chancho, y nunca más lo veo incorporarse... pero más aún, nunca más lo veo.
La introspección me abre las puertas de un pozo y no sé si estoy persiguiendo un conejo blanco con reloj y objetivo (¿buscando uno propio?) o si simplemente la intriga es eso: un pozo ciego. Quiero que el final del pozo sea una cama calentita, una idea de mañana invernal que en realidad es utópica -uno piensa "qué lindo día para quedarse en la cama, tapado hasta la nariz viendo películas (de Kusturica, en lo posible)", pero esas mañanas no existen porque cuando pueden ser, se las duerme.
Tengo contracciones en el alma o en algo mío así de inmaterial. No puedo cronometrar cada cuánto. Rompo bolsa por los ojos. ¿Qué estoy por parir?, ¿una identidad propia?, ¿un "yo" más allá de mis vínculos? Hace unos meses me consolaban diciendo que era el momento de recuperarlo, de encontrarme con él... y yo balbuceaba, entre mocos, que nada de lo que es para mí sola me entusiasma. Mentira. Era que me daba pánico tomarme el líquido del frasquito y volverme diminuta, o peor: crecer. Amaneció un Urano enorme que me hizo sombra sobre el castillito de arena.
3 comentarios:
Rompo bolsa por los ojos. --- Excelente, FLORENCIA.
Me atraveso la alemanada esta historia. No se si estoy preparada para leer más.
Pero quiero, en serio.
Besos.
Te quiero. Mucho.
"Tengo contracciones en el alma". Me encantó flor..(todo); se me llenan los ojos de lágrimas y de recuerdos. De nuevo, te quiero y mucho.
celi.
Publicar un comentario